Cuando una persona se encuentra atrapada por las deudas, una de las ideas que pueden surgir en su mente es la de recurrir a los bancos para refinanciar sus deudas como una posible solución para salir de la situación. Sin embargo, la banca ha endurecido recientemente el crédito a familias y empresas en plena crisis de altos precios, aplicando condiciones más restrictivas, bloqueando soluciones financieras y aumentando las cuotas de los préstamos por la subida de los tipos de interés. Por eso, es probable que te encuentres con que el banco no quiere refinanciar tu deuda o con que las condiciones que te exigen hacen que sea imposible.
Además, esto se complica si las deudas tienen impagos. Si no hemos podido pagar nuestras deudas a tiempo, lo más probable es que los bancos se nieguen a refinanciar esas deudas, ya que no confiarán en que podamos pagar una nueva financiación.
Si ya has intentado negociar una carencia con tu banco, disminuir la cuota o solicitar una reunificación y no consigues que el banco refinancie tu deuda, te contamos qué otras opciones tienes.
Desde el año 2015, en España ya es posible reestructurar tus deudas si no llegas a final de mes, de manera que tus acreedores no puedan negarse a la negociación. Esto es posible gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad, que ha sido reformada recientemente para que resulte más accesible.
De este modo, si cumples una serie de requisitos, como ser insolvente y un deudor de buena fe, puedes pagar una cuota más baja cada mes y/o cancelar tu deuda, parcial o totalmente. Para hacerlo debes ponerte en contacto con un despacho de abogados especializado en este tipo de procedimiento legal.
De forma resumida, la Ley de la 2 Oportunidad te presenta dos opciones:
La primera consiste en negociar un acuerdo con los acreedores para reestructurar los pagos. Se establece un nuevo plazo de pago de acuerdo a las posibilidades de pago reales del deudor. Por otro lado, no hay intereses ni comisiones, lo que proporciona una gran ventaja frente a la refinanciación tradicional de las deudas. Lo más interesante es que puede negociarse una reducción de la deuda y no solo su reestructuración mediante un plan de pagos.
Esta opción es muy interesante, dado que si los acreedores no llegan a un acuerdo para la reestructuración o reducción de la deuda, el deudor podría ver su deuda completamente cancelada en un procedimiento judicial. Por eso, negociar bajo la Ley de la Segunda Oportunidad puede hacer que consigas un trato favorable que antes los acreedores no estaban dispuestos a ofrecerte. Tu abogado se encargará de todos los procesos de negociación y acuerdos con los bancos de forma extrajudicial. Podrá defender tus intereses con la ley en la mano, salvar tu vivienda y tus bienes, levantar embargos y buscar la negociación más positiva para ti.
La segunda opción es iniciar un proceso judicial que puede liberarte completamente de la deuda. Así, las personas endeudadas pueden conseguir lo que se denomina EPI (Exoneración del Pasivo Insatisfecho), es decir, la cancelación total de las deudas. Esta opción es la más recomendable si no tienes bienes o si no te importa perderlos (aunque puedes conservarlos en determinadas circunstancias).
La Ley de la Segunda Oportunidad tiene muchas ventajas. Desde el primer momento, dejas de pagar las deudas y cuotas mensuales a todos los acreedores. Se paralizan los intereses y recargos de las deudas, no pueden continuar los embargos y ejecuciones, sales de los ficheros de morosos y puedes ver reducida o cancelada tu deuda.
Por eso, es una gran alternativa frente a la refinanciación tradicional, que agranda la deuda con intereses y la alarga en el tiempo.
Si tienes deudas que te ahogan y que no puedes pagar y quieres saber si eres un buen candidato a la Ley de la Segunda Oportunidad, contacta con un abogado que defienda tus derechos.