No pagar es un derecho a decidir qué hacer con tu dinero. Las consecuencias dependerán de cada caso.
Cuando el deudor toma la decisión de no pagar, debe respetarse por el acreedor. La única opción para éste, es la legal. Presionarlo y acosarlo para que pague, es ilegal.
A veces, no pagar, es una decisión totalmente legal y además, inteligente.
Al margen de la obligación legal derivada de una deuda, pagar o no pagar, es una decisión que corresponde al deudor.
En ocasiones, la mejor decisión estratégica para afrontar una situación de insolvencia, es no pagar deudas. De hecho, la propia Ley concursal o la Ley de la Segunda Oportunidad, optan por esta solución como el mejor remedio para superar la situaciones de insolvencia.
Por eso, cuando no puedes pagar tus deudas porque los ingresos no son suficientes para atender los gastos, debes dejar de pagar. De lo contrario las deudas solamente crecerán más y el problema no solamente persistirá sino que empeorará. Este es el motivo por el que la Ley, no solo permite al deudor insolvente no pagar sus deudas, sino que además:
1. Prohíbe al deudor pagar cualquier deuda.
2. Impide al acreedor realizar cualquier tipo de reclamación.
Solamente se autoriza el pago de aquellos gastos necesarios para la subsistencia del día a día del deudor y de su entorno.
Respetar el derecho del deudor a no pagar, no significa necesariamente quedarse sin cobrar. Simplemente consiste en aceptar los procedimientos que la Ley establece en para proteger los derechos del más débil.
El acreedor, puede también defender su derecho a cobrar, pero no lo puede hacer fuera de la Ley. Debe respetar las normas y entender que hay determinadas situaciones que merecen comprensión y protección.
Cuando la situación de insolvencia del deudor está justificada, el acreedor deberá aceptar por Ley, alguna de las siguientes opciones:
1. Rebajar la deuda.
2. Facilitar los pagos.
3. Perdonar toda la deuda.
Dependerá de cada situación, pero una de las funciones de la Ley es crear justicia social. Eso a veces implica renunciar al concepto de justicia individual para beneficiar al colectivo más vulnerable. Por eso, proteger al débil frente al más fuerte, es también justo y la Ley lo ampara.