¿Te has aventurado en un proyecto que no ha salido como esperabas? Se trata de una situación habitual entre emprendedores y autónomos que, cuando viene acompañada de deudas de empresa, puede convertirse en una auténtica pesadilla.
No obstante, hay mecanismos legales cuyo objetivo principal es proporcionar una segunda oportunidad de manera que, al concluir el proceso, el deudor se haya librado parcial o totalmente de las cargas económicas y pueda proseguir con su vida profesional, ya sin la carga perpetua de las obligaciones financieras.
En este artículo, te hablaremos sobre la Ley de la 2 Oportunidad aplicada a las deudas empresariales, para que sepas cómo esta valiosa herramienta legal puede ayudarte a salir de una situación de endeudamiento.
Cualquier empresario individual o trabajador autónomo que se encuentre en situación de insolvencia o que prevea que no podrá cumplir con sus obligaciones, puede iniciar un procedimiento mediante la Ley de la Segunda Oportunidad.
Como explicaremos más adelante, mediante esta ley es posible alcanzar un plan de pagos adaptado a la realidad del deudor, conseguir una quita de las deudas o incluso lograr la Exoneración del Pasivo Insatisfecho (EPI), alcanzando así el perdón total de las deudas.
Pero solo las personas naturales, también denominadas físicas, pueden acogerse a este mecanismo.
Las sociedades mercantiles (que son personas jurídicas) que quieran conseguir la liberación de las deudas deben solicitarlo por una vía algo diferente, aunque similar, independientemente de que se trate de una sociedad familiar con pocos socios o de una sociedad unipersonal.
La nueva Ley Concursal busca garantizar que las empresas viables que se hallen en dificultades financieras tengan acceso a un procedimiento efectivo de reestructuración preventiva que les permita continuar su actividad.
Así, una sociedad mercantil también puede buscar un acuerdo extrajudicial de pagos y proponer planes de pago con quita de parte de la deuda.
En caso de no lograrlo, pasará a la fase de concurso de acreedores, que, si se trata de una pyme, suele ser en la modalidad abreviada o express.
Pueden acogerse a la Ley de Segunda Oportunidad todas aquellas personas físicas, independientemente de si son empresarios o no, que se encuentren en una situación de insolvencia, es decir, que no pueden hacer frente a la deuda.
Esta ley permite perdonar deudas que se hayan contraído con bancos, entidades financieras, proveedores, de suministros, etc. También es una salida cuando una persona o su familiar es avalista de sus sociedades y, tras su liquidación, los acreedores le exigen la compensación o monto total de la deuda a los mismos.
Es importante saber que las deudas contraídas con entidades públicas con la Agencia Tributaria y la Seguridad Social solo podrán ser canceladas hasta un máximo de 10.000 euros cada una.
Además, hay otro tipo de deudas que no se pueden cancelar, como las deudas por responsabilidad civil extracontractual, las deudas por responsabilidad civil derivada de delito, las deudas por alimentos o las deudas por salarios correspondientes a los últimos sesenta días de trabajo efectivo realizado antes de la declaración de concurso.
Para saldar tus deudas de empresa mediante la Ley de la Segunda Oportunidad tienes dos vías posibles.
Consiste en buscar un acuerdo con los acreedores que permita reestructurar la deuda y acordar quitas. De este modo, puedes reducir tu deuda y ajustarla a tu capacidad de pago.
Esta vía asegura de que tus bienes más importantes, tanto la vivienda habitual como aquellos anexos a la actividad profesional (local, vehículos de transporte que necesites para tu trabajo…), no corren ningún riesgo de venta y subasta.
Otra opción es trabajar para conseguir el perdón total de tu deuda mediante el proceso de liquidación . Para ello, todos los bienes y activos se pondrán a disposición del juzgado para ser liquidados o vendidos y, si lo obtenido no es suficiente para liquidar todas las deudas, entonces se solicita la Exoneración del Pasivo Insatisfecho (EPI), con el que se cancelan las cantidades que están pendientes de pago, así como de sus intereses y recargos.
En este caso, también es posible proteger los bienes profesionales siempre que tu defensa legal pueda justificar que son necesarios para continuar con la actividad profesional. También se puede conservar la vivienda, siempre que sea la vivienda habitual y pese sobre ella un préstamo hipotecario cuyos pagos están al día. Los requisitos sin embargo son que el valor de los bienes a proteger, no sea representativo en relación a las cargas que soportan.
En cualquier caso, escojas la vía que escojas, puedes continuar tu actividad laboral, si así lo deseas.
1. El autónomo o empresario individual puede continuar con su actividad laboral libremente.
2. Existen dos vías, según quieras proteger tus bienes o quieras borrar todas tus deudas.
3. Paralización de las ejecuciones. Los acreedores no podrán realizar ninguna acción judicial o extrajudicial sobre el patrimonio que sea necesario para el desarrollo de la actividad profesional.
4. Permite reducir deudas de empresa, aplazar su pago y refinanciar deudas con acreedores sin que se incrementen.
5. Es posible conseguir la exoneración total de las deudas y empezar de cero.
6. Acabado el proceso, se sale de las listas de morosos, lo que permite volver a emprender proyectos profesionales y vitales o solicitar tarjetas, préstamos y créditos.
Si tienes deudas de empresa, resulta crucial contar con la orientación y asesoramiento de un abogado especializado en derecho concursal. Esto te permitirá conocer todas las opciones con las que cuentas y asegurarte de que se respetan tus derechos.