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Cierre patronal
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¿Qué es un cierre patronal?
El cierre patronal consiste en la decisión de la empresa de paralizar total o parcialmente la actividad y expulsar a los trabajadores del centro de trabajo.
Este mecanismo, además de poder generar conflictos laborales, puede conllevar graves consecuencias legales y económicas tanto para la empresa como para los empleados.
Cierre patronal vs disolución o liquidación
El cierre patronal es distinto del procedimiento mercantil de disolución o liquidación de la empresa.
Mientras el cierre patronal se activa unilateralmente por el empresario para presionar a los trabajadores, la disolución o liquidación implican un proceso regulado para extinguir la empresa.
Procedimiento de disolución o liquidación
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- Formalización de la disolución en junta o acuerdo social.
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- Nombramiento de liquidadores.
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- Pago de deudas pendientes (proveedores, Seguridad Social, Hacienda...).
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- Distribución del remanente (si lo hubiera).
Si la sociedad no cumple estos pasos, el cierre patronal puede derivar en responsabilidad penal o civil del administrador.
Riesgo de responsabilidad civil del administrador
Tras un cierre patronal, los administradores pueden incurrir en responsabilidad civil por las deudas de la empresa. Esto ocurre cuando no se abonan las obligaciones fiscales, laborales o sociales.
El administrador será responsable ante terceros (clientes, Hacienda, etc.) según los criterios del artículo 236 de la Ley de Sociedades de Capital y caso de concurso de acreedores .
Un buen punto de partida es analizar la responsabilidad del administrador en conflictos derivados de cierres patronales, concursos o liquidaciones.
Consecuencias para la empresa
Durante un cierre patronal, la empresa deja de facturar mientras afronta responsabilidades pendientes (nóminas, cotizaciones, facturas). Si no se resuelven, puede desembocar en un concurso de acreedores, con intervención judicial, plan de viabilidad o liquidación.
Si opta por un concurso de acreedores, evitan el cierre definitivo. El procedimiento puede ser voluntario o aceptado por los acreedores, y permite reestructurar la deuda y preservar la actividad económica.
Efectos sobre los trabajadores
El cierre patronal deja a los empleados sin ingresos y sin capacidad para cobrar paro (en muchos casos). Esto incrementa el riesgo de endeudamiento, impagos o embargos, agravando su situación financiera.
Además, los trabajadores pueden presentar reclamaciones por despido improcedente o falta de medidas de seguridad, lo que implica gastos judiciales. Su patrimonio personal queda en riesgo si deben responder personalmente.
Un recurso útil es explorar opciones de ayudas o aplazar obligaciones fiscales y sociales como con la Seguridad Social o Hacienda.
La Ley de la Segunda Oportunidad para trabajadores afectados
Los empleados víctimas de un cierre patronal y sumidos en insolvencia personal pueden acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad, que permite cancelar o reestructurar sus deudas tras demostrar buena fe y cumplir ciertos requisitos.
Recomendable antes de iniciar, utilizar el simulador para determinar si pueden acogerse.
Impacto emocional y financiero
El cierre patronal puede desencadenar estrés, ansiedad o depresión por deudas (ansiedad por deudas, depresión por deudas). La incertidumbre laboral y el temor al embargo afectan la salud mental.
Optar por soluciones legales —como concurso de acreedores o Ley de la Segunda Oportunidad— ayuda a recuperar la estabilidad financiera y emocional, evitando el deterioro de la salud por situaciones prolongadas de estrés o angustia.
Una oportunidad para sanar la vida financiera
El cierre patronal es una señal de crisis profunda. Pero no es el final: explorar la responsabilidad del administrador puede facilitar acusaciones o acuerdos, y los trabajadores cuentan con herramientas como la Ley de la Segunda Oportunidad para redirigir su situación.
Personas físicas y empresas merecen la oportunidad de reorganizar sus deudas, preservar salud mental y proteger su patrimonio a través del acceso a la guía del deudor.
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